viernes, 7 de septiembre de 2018

Fenstermacher


Fenstermacher, G. (1989) "Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza”. Cap3. 

Prácticos 6 y 7
el oficio docente en el contexto histórico. Tradiciones en la formación de docentes. El docente y la actividad de enseñar. El impacto de la biografía escolar, representaciones acerca de docente, alumno, escuela, enseñanza 


El texto tiene tres apartados. El objetivo es mostrar la relación entre la investigación sobre la enseñanza y la tarea profundamente moral de educar a otros seres humanos. Fenstermacher sostiene que la investigación sobre la enseñanza contribuye a mejorar el aprendizaje. La buena investigación profundiza la comprensión sobre el fenómeno, sino que aumenta la capaicidad de enseñar de una manera moralmente justificable y sobre fundamentos racionales.  


Un concpeto de enseñanza. Un análisis sobre el concepto de enseñanza.  

Una caracterísitca obvia es que en los casos donde hay enseñanza están involucradas dos o más personas. Que están implicadas de algún modo. Uno posee un conocimiento o habilidad e intenta transmitir aquello a la otra persona. Bien, esta hipótesis no es suficiente para pensar el concepto de enseñanza. Fenstermacher se hace otras preguntas al respecto. ¿Qué debe haber para que lo llamemos enseñanza? ¿deben los sujetos que aprenden desear aprender? ¿tiene que haber siempre dos o más personas para que haya enseñanza?  
Desde distintas disciplinas (pisco, antropo, socio, etc.) han intentando dar respuesta a estas preguntas, pero Fenstermacher sostiene que ninguna se ocupa de si la enseñanza es buena o tiene éxtio 
No puede haber enseñanza sin aprendizaje. Existe una conexión muy estrecha entre los dos conceptos. Fenstermacher plantea que hay una relación de dependencia ontológica entre los concpetos enseñanza y aprendizaje. En este sentido, esta dependencia ontológica explica por qué la mayoría de nosotros percibimos una relación tan estrecha entre enseñar y aprender. Si nadie aprendiera sería difícil imaginar que pudieramos disponer del concpeto de enseñar. Porque si el aprendizaje no se produjera nunca, ¿qué sentido tendría enseñar? La conectión entre los dos términos está fuertemente imbrincada en nuestro lenguaje. Tan fuertemente que es fácil confundir relaciones ontológicamente dependientes con relaciones causales. Debido a que el concepto de enseñanza depende del concpeto de aprendizaje, y viceversa, podemos tender a pensar fácilmente que una cosa es causa de la otra.  
Fenstermacher sostiene que quienes piensan esta relación causal están confundidos por la relación de dependencia ontológica entre los concpetos. Puede haber apredizaje sin enseñanza, puede haber aprendizaje sin relacionarse con otros. Aunque la enseñanza se produce entre dos o más personas. Otro aspecto fundamental es se puede aprender algo sobre moralidad, uno no aprende moral o inmoralmente 
Entonces, siguiendo este argumento de dependencia ontológica entre enseñar y aprender, plantea el fundamento de que el aprendizaje es el resultado del estudiante, no un efecto que sigue de la enseñanza como causa. La tarea de enseñar consiste en permitir la acción de estudiar, en enseñar cómo aprender. Incluso desborando los propios contenidos de la materia o área que se enseña. Dentro del contexto de escolaridad moderna se trata mucho de ser estudiante, más que de aprender como aprender. En el ambiente estudiantil ser estudiante incluye tratar con profesores, con compañeros, afrontar a los padres, controlar aspectos no académicos de la vida escolar, etc. Aunque una de las tareas más inmediatas del educador es permitirle al estudiante aprender contenidos académicos, las tareas secundiarias mencionadas, son casi igualmente críticas y a menudo determinan si van a cumplirse las tareas inmediatamente y más amplias.  
Entonces, desde este punto de vista, uno de los mayores logros de la enseñanza es la adquisición por parte del estudiante de aquellas reglas, procedimientos y habilidades. Ahora, el estudiante ¿desea adquirir las habilidades e ideas de la condicioón de estudiante para que se produzca el hecho de enseñanza? Fenstermacher dice que no. Parece improbable que los alumnos adquieran las características de ser estudiantes, a menos que quieran hacerlo.Por lo tanto, esta relación de dependencia otnológica, recae también en una extraordinaria exigencia de que si la intención es que los estudiantes aprendan, debe haber una actitud, un deseo, generado antes de que se produzca la enseñanza.  
Entonces, lo fundamental en la relación enseñanza aprendizaje, no es el contenido de lo que se vaya a enseñar, sino permitir que los estudiantes puedan tomar posesión de ese contenido donde quiera que se encuentre.  
Fenstermacher trae entonces el problema de qué es una buena educación, pero en clave filosófica, no en clave exitista. Es decir en clave epistemológica, no moral. Preguntar qué es una buena enseñanza moral equivale a preguntar qué acciones docentes pueden justificarse basándose en principios morales. Preguntar qué es una buena enseñanza en el sentido epistemológico es preguntar si lo que se enseña es racionalemente justificable y, en última instancia, digno de que el estudiante lo conozco, lo crea o lo entienda.  


Métodos para la investigación de la enseñanza 

El propósito de este apartado es demostrar cómo las diferentes maneras de estudiar la enseñanza pueden influir en los modos en que los profesores piensan sobre lo que hacen. Fenstermacher plantea también la discución (pajera) de si cuantitativo o cualitativo [Si les interesa profundizar en esto vayan a la pág. 160 del apunte y deléitense]. Finalmente sostiene que son diferentes modos de producir conomciento, propone un pluralismo metodológico.... El núcelo de su idea está en pensar cómo la investigación es el acto de producir conocimiento, mientras que la enseñanza es el acto de usarlo.  

La educación y el estilo del profesor 

Fenstermacher  se pregunta ¿qué es participar instrumentalmente de la educación de otro ser humano?  
La educación consiste en proporcionar a otros seres humanos medios que les permitan estructurar su experiencia con el fin de amplicar continuamente el conocimiento, la creencia razonable, la comprensión, la autonomía, la autenticiad y el sentido de la propia situación en el pasado, el presente y el futuro de la raza humana.  
Educar un ser humano consiste en proporcionarle los medios para estructurar sus propias experiencias de modo que contribuyan a ampliar lo que la persona ya sabe, tiene razones para creer (o dudar), y comprende, así como también las capacidades de esa persona para la acción autónoma y auténtica y para percibir el lugar que ocupa en la historia. No consiste en proporcionar el conocimiento, las creencias razonables, etcétera, sino más bien en proporcionar los medios para lograr el acceso al conocimiento, la comprención, etc. y para continuar aumentándolos. A medida que el alumno empieza a comprender lo que está sucediendo (el profesor debe ayudar a que esto pase), el alumno se convierte en estudiante, en una persona capaz de lograr independientemente el acceso al contenido. La responsabilidad del profesor se desplaza entonces rápidamente de servir como proveedor de contenido, a ejercer como proveedor de los medios para estructurar la experiencia.  
El profesor puede tener un estilo de educador cuando quien le enseña posee un estilo de educador. Un educador que posea un estilo basado eb una teoría de educación moralmente defendible y racionalmente fundada, no se limitará a transmitir a los profesores los resultados de la investigación, sino que ayudará a los profesores a identificar y clarificar sus razonamientos prácticos. Los profesores que enseñan de este modo son así, a su vez, estudiantes de enseñanza.  
El propósito entonces es poner a disposición del estudiante conocimiento que lo libere del dogmatismo, el esteriotipo, convecionalosmos. La materia no enseña para que sea un especialista en ella, sino para aumentar su capacidad de comprender el mundo e inlfuir en él. Esta educación requiere  algo más que el dominio de la materia, requiere el estilo de una persona liberada. Para liberar la mente de otro, el profesor debe no sólo conocer la materia que enseñará, sino también enseñar con un estilo que libere. 

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