viernes, 7 de septiembre de 2018

Southwell "El curriculum"


SOUTHWELL “EL CURRÍCULUM”  

Introducción  
aproximaciones para pensar la escuela hoy 

Es común que en las escuelas convoque hablar del currículum. Genera demandas, reclamos, condensa una selección de la cultura que hacen a la sociedad y a la escuela. Pero también, y sobre todo, invita a pensar qué debería enseñarse en la escuela. Pensar cuáles son las renvoaciones y aperturas que habría que plantear. Pensar en este sentido, la tensión entre el carácter prescriptivo del currículum y su carácter abierto.  En esta tensión se juega la posibilidad de una enseñaza que simultáneamente aporte a lo común, a lo público, a lo que  deben aprender todos; y que aporte a que cada uno recree y nutra desde su posición, contexto para que ese común sea plural, democrático y pueda ir reelaborándose colectivamente.  

¿Desde dónde hablamos sobre el currículum? 

El término “currículum” existe hace cuarenta años. Antes se hablaba de “programas” o “planes de estudio”. Se termina de implmementar con las reformas de los '90 donde era necesario responder a la crisis desde saberes prescriptos.  
Es más económico y menos conflicto reformar el currículum escrito que transformar la organización de las escuelas. Hay que sospechar de estas reformas como estrategia preferida de cambio. Nos parece necesario volver a plantear el currículum, no tanto para cambiar la letra,sino como una ocasión para pensar lo que efectivamente enseñan en las escuelas. Sin pretender encontrar la llave mágica escolar, pero con la voluntad de identificiar y precisar las cuestiones que hoy están en juego y encontrar orientaciones hacia dónde habría que dirigirse.  

El término “currículum” y sus aclances 

El currículum siempre involucra una selección de la cultura del universo disponible. Es un documento público que expresa acuerdos sociales que deben trasmitrise a las nuevas generaciones. La trasmisión de la cultura es algo importante para toda la sociedad, y por eso no es algo que pueda ser resuelto solamente en el interior del sistema educativo. A pesar de sus tensiones y contradicciones hay un aspecto del currículum que la dimensión pública de la escolaridad.  
También es una guiá de un mapa institucional de la escuela, es lo que permite ver la organización de los saberes, las experiencias, los vínculos ed los alumnos con el mundo que propone la escuerla.También un modo de legislar la vida de los docentes. El currículum estable sentidos de acción escolar y autoriza discursos y voces. (qué se enseña, las asignaturas, horarios, modalidades, etc → como un buen mapa de la institución).  
Habla de las tensiones entre los currículum y sus prescripciones y los aprendizajes implícitos que los estudiantes también hace. Ejemplos: secundaria a especular con las faltas y llegadas tardes. Escuela primaria: el recreo dentro del patio escolar. → historiza brevemente como antes no existían los recreos (ni los patios) y de a poco fueron asignando un lugar para “la disperción” y para “el juego” controlado y vigilado por adultos. Son experiencias que no pertenecen al currículum. ¿Deberían entrar en el currículum estos aspectos y seguir “engrosándolo”? 
Quizás deberíamos pensar en modos de abordaje más “oblicuos”, menos directos, y vinculados a los contenidos escolares, para no reproducir la vigilancia y sospecha del siglo XIX. ¿Qué elementos de (las ciencias sociales) podrían contribuir a pensar el uso del espacio en la escuela, distribución de los lugares en los patios o las relaciones de poder entre los grupos? 



Recuadro de Flavia Terigi 

Plantea que el currículum no está exento de problemas, pero que es estratégico como herramienta educativa ya que otorga cierta unidad a la diversidad. Todos los currículums adeguran la importancia de aprendizajes valiosos. La autora se pregunta por las condiciones para que se den esos aprendizajes, cuáles son las condiciones institucionales.  
No hay que olvidar la dimensión pedagógica-didáctica de las oportunidades de apendizaje, que quedan muchas veces oscurecidas detrás de las condiciones materiales y socioculturales. Se trata de diseñar las condiciones concretas  para que los chicos y chicas accedan a los aprendizajes expresados en el currículum.  


Historia del currículum: inclusiones y exclusiones 

El currículum es un híbrido que condensa cuatro tradiciones:  

  • Humanista. A fines del siglo XIX el desarrollo intelectual era central. Desde la tradición occidenteal Latin y Lógica eran las asignaturas que favorecían este desarrollo. 
  • La paidocentrismo. Primera mitad del siglo XX. Sustentada en la psicología evolutiva conductista, luego constructivista. Enseñanza debía ajustarse a etapas.  
  • El cientificismo social. Años 20' y 30'. Demandas del mercado de trabajo y la industria.  
  • Reconstruccionismo social. Décadas del 30' y 40'. Reforma social como eje del currículum para una nueva ciudadanía → Lengua y Ciencias Sociales. 

En la argentina el currículum incluye estas cuatro tradiciones, pero no ha logrado incluir otros contenidos que “se ajusten a la vida”, “requerimientos de la vida”. La Ley 1420 de Educación Común que se sancionó en 1884 pretendía ser “neutra” y “universal”. Pero principalmente pretendía enseñar a ser súbdito de la nación. Este tipo de enseñanza  “para hacer argentinos” fue incluyendo rituales como festejos y actos.  
En la escuela secundaria el currículum se definió como enciclopedista y vinculado a la historia y la cultura occidental. El primer currículum se basó en la propuesta de un francés que proponía que había que imitar a europa pero sí una visión más moderna, incluyendo el concoimiento científico. Las humanidades eran reconocidas “por su distinción cultural como aperciar el arte, etc” para las capas dirigentes, es decir para el comienzo de la educación secundaria.  Si bien fue cuestionada por otras propuestas, el currículum humanista se consolidó frente a otros, como la más deseable y democrática para los ciudadanos argentinos.  
Este tipo de currículum dejó de lado el trabajo, implicó una desconfianza a la cultura contemporánea, negó la voz de los adolescentes, predominaron las corrientes científicas; que fueron configurando un tipo de autoridad cutlrual que que muy raramente permitió la experimentación, la curiosidad y la libertad de los sujetos que enseñaban y aprendían. El currículum humanisa tradicional se estableció sobre la base de muchas exlusiones que reprodujeron por mucho tiempo jerarquía cultural que legitimaba las desigualdades sociales y regionales.  

Los debates del currículum en la actualidad: ¿cuáles son los saberes básicos que debería transmitir hoy la escuela? 

Hubo varias modificiaciones en los diseños curriculares desde 1983. Pero el problema de cómo organizar la escuela, aún revisando o no los programas existentes, para evitar una gestión burocrática “doy lo que me dice el programa” y promover una relación más vital y abierta con las disciplinas.   
La nueva alfabetización. La autora habla de la escritura como saber fundante y casi el único en la escuela. Propone dos “nuevos contendos”: la alfabetización visual y la alfabetización digital. Piensa a la escritura como “modos de representación”, por lo tanto estos tipos de enseñanza también lo son → tienen una gramática visual. Necesidad de aprender lenguajes. Lo importante no es la tecnología, sino lo que hagamos con ella. Que puedan reflexionar sobre los condicionamientos económicos, culturales, geográficos, etc; que presenta la relación con la tecnología. Implica pensar a los jovenes como “productores culturales por derecho propio”. Que puedan leer las imágenes, abrir los sentidos, discutirlos en la práctica escolar cotidiana. Enseñar como usuarios y como productores de las tecnologías.  
Hoy también corresponde plantearse qué otros mundos posibles pueden ofrecerse desde la escuela, en diálogo y en relación con el mundo en el que vivimos. En la época en la que todo es fluido e instantáneo, vale la pena insistir con el valor de la reflexión y de la inducción en saberes sistemáticos de las diciplinas; sin que se conviertanen cosas viejas y sin sentido. Sino como saberes sometidos al tamiz de su valor social; de su capacidad para responder viejas y nuevas preguntas. Esto es, en definitiva loq ue debería constituir el objetivo de la educación: enseñara vivir mejor, a estar más preparados para enfrentar la tarea de renovar el mundo común. 

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